Los/as hijos/as crecen y el “monstruo” de la adolescencia se aproxima, los/as padres/madres dejan de ser esos héroes, los/as amigos/as y las diversas influencias ganan terreno.


Para comprender la importancia que adquieren las relaciones interpersonales en la vida de niños/as y adolescentes, cito a Herbert Stack Sullivan psiquiatra y psicoanalista estadounidense, quien explicó por medio de: “La teoría interpersonal de la psiquiatría”, cómo las relaciones afectan la personalidad; esta teoría parte del psicoanálisis. Investigó el comportamiento de los individuos desde la infancia hasta la edad adulta. Basó su trabajo en observaciones directas y verificables de sus pacientes.


Su obra fue publicada en 1953, sin embrago, se mantiene totalmente vigente en nuestros días. Sullivan considera que, los patrones de relaciones entre personas están muy influenciados por las experiencias de la infancia. Es así porque en esa época se gesta la empatía; una empatía a la que Sullivan define como la capacidad del/la niño/a para sentir de alguna forma la actitud de las personan hacia él.


Sullivan planteó que la personalidad se forma a partir de las relaciones interpersonales que cada individuo tiene. Es decir, ocurre un “traspaso” de lo interpersonal a lo intrapersonal. Variando las formas en que se sienten estas experiencias a medida que se van atravesando etapas de vida, donde el dominio del lenguaje, las destrezas sociales y la satisfacción de las necesidades van adquiriendo mayor complejidad. Así pues la personalidad en desarrollo de los/as niños/as es igual a la suma de todas sus relaciones interpersonales, primero por parte de los/as padres/madres y después sus pares.


Los/as compañeros/as de clase se convierten en una fuente importante de aprobación, afecto y apoyo, la amistad entre pares imprime hábitos de por vida en las relaciones con los demás, así como un sentido de autoestima casi igual al que se desarrolla a través del amor y del cuidado de los padres. Cuando el/la niño/a y el adolescente no encuentran esta fuente de aprobación y/o no se sienten “parte de” pueden experimentar grados de insatisfacción. Es decir, el reconocimiento entre pares se convierte en parte fundamental para ellos/as dentro de su desarrollo, tal como lo era cuando tenían edades menores y este lo brindaban sus padres.


En la actualidad, gran parte de “tener ese reconocimiento” o “ser parte del grupo” radica en la sobresaturación en cuanto a poseer dispositivos móviles, tener acceso a las redes sociales y, padres/madres paradójicamente deciden ir por lo más difícil. Sí … lo más difícil es darles a tempranas edades algún dispositivo móvil (teléfono, tabletas, etc) o video juegos; dejarles sin supervisión, dejarles que pasen muchas horas “conectados”. Si, hacer eso es muy complicado ya que dicha dificultad radica en que después es muy arduo establecer límites en cuanto al uso y al tiempo que dedican a los mismos. Esto se empata perfectamente con la alta carga laboral de los/las padres/madres, se hacen más horas en el lugar de trabajo, se añaden labores domésticas diarias hasta que, cuando por fin, mamá o papá tienen “tiempo libre”, están agotados/as y prefieren hacer más de lo mismo: sentarse frente al televisor o frente a sus distintos dispositivos…. así padres e hijos/as están “inmersos en sus mundos”.


¿A qué edad pueden los/as niños/as tener su primer teléfono móvil? Los expertos apuntan que hasta los 16 años los/as menores no deberían tener “smartphone”.


“Expertos y padres/madres no se ponen de acuerdo en la mejor edad para dar su primer móvil a los/as niños/as: mientras que los primeros la establecen en los 16 años, la realidad es el porcentaje de menores propietarios de móvil crece de forma acelerada a partir de los 10 años.

que les pasa a los jvenes


Gabriela Paoli, psicóloga y experta en adicciones tecnológicas, destaca que: cada niño/a es diferente, varían y dependen una serie de factores en el momento en el que se regala el primer móvil.


Paoli cree que es importante tomar en cuenta lo siguiente: 1.- no sucumbir a la presión de los hijos, que intentarán conseguir un “Smartphone” bajo el conocido: “¡Es que todos mis amigos lo tienen!”. Tiene que ser una decisión meditada de los padres, en la que deben analizar si el niño está preparado para esta responsabilidad. 2.- hay que analizar y observar sus comportamientos, 3.- preguntarse ¿para qué necesita el móvil? 4.- Es conveniente que la persona que les de su primer móvil sean sus padres, “no un familiar o amigo”. Ellos/as, además, junto con el/la niño/a, tendrán que establecer las pautas de uso correcto y responsable del móvil. Debe quedar claro desde el primer momento en el que el/la niño/a que tiene móvil es que es suyo, pero no es privado, 5.- tratar temas como la privacidad, intimidad o el respeto y por último 6.- es importante que los padres prediquen con el ejemplo, es decir, es necesario que existan momentos de desconexión digital en casa. Fomentar los momentos familiares”. Diario ABC..


Por otro lado, en España concretamente, tal y como indica la Asociación de Internautas, el acceso a distintas plataformas (Whatsapp, Twitter, Facebook, Instagram) está regulado en el artículo 13 de la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, sobre Protección Civil del Derecho al Honor, a la Intimidad Personal y Familiar y a la Propia Imagen, e indica que hay que tener 14 años o más para poder registrarse en cualquier chat o red social.


Las edades mínimas reglamentarias para poseer un móvil raramente se respetan, la realidad es que cada vez a edades más tempranas, los/as niños/as tienen algún dispositivo y conforme van creciendo, para cuando son adolescentes el móvil forma parte ya “de su ropa interior”. Los padres, también han contribuido a perpetuar este “síntoma”, al estar tan pendientes de su móvil.
Recuerdo una ocasión en la que un padre me comentó en consulta: “mi hijo (de tres años) me monta unos pollos (tiene una rabieta) cuando no le dejo mi móvil”, entonces yo intervine y pregunté: “¿y cómo crees que te ve tu hijo cuando estás frente al móvil?, es decir, tu estado de ánimo ¿cómo es: contento, te ríes, te enfadas? ¿Cuando estás con tu hijo tienes el móvil enfrente?”, el padre contestó: “pues estoy escribiendo correos, o viendo mi Whatsapp, y sí me rio, pues ya ves las cosas que mandan, si, generalmente estoy con el móvil siempre”.
Quizás después de leer este pequeño fragmento de consulta psicoterapéutica, resulte sencillo ver que hacemos las cosas sin darnos cuenta. Obviamente, un niño de tres años querrá aquello que hace a su padre tan feliz, bien para “ver cosas también que lo hagan reír”, bien para quitárselo y entonces lograr que le preste atención y juegue con él.


Resulta increíble observar como niños/as que van en sus cochecitos llevan en sus manitas los móviles de sus padres/madres. Críos, padres/madres en los restaurantes, parques, reuniones y otros sitios en los que el objetivo es: convivir, dialogar y disfrutar, estén con pantallas delante. Esto sin duda también está siendo parte de una costumbre que se está implementando cada vez más para “que los críos no estén dando la lata”. O será que: ¿Nos da miedo conocernos un poco más? ¿Preferimos que la educación, el ocio y la convivencia estén a cargo de la tecnología? Es importante percatarse de lo que está sucediendo en este terreno para tomar las acciones pertinentes.


¿Qué les pasa a los/as jóvenes? Que los estamos perdiendo. ¿Cómo los recuperamos?


Hagámoslo sencillo, con lo más fácil que tenemos a mano: compartamos, interesémonos por ellos/as, dialoguemos porque a muchos padres les sorprendería lo que veo a diario en consulta, adolescentes que se quiebran porque papá y mamá no están disponibles, que se quiebran cuando saben que papá y mamá los/as desconocen, detrás de esos “desplantes” de los/as adolescentes, existen gritos desesperados que claman convivencia familiar, cercanía, comprensión, interés por lo que hacen, por sus ideas “descabelladas”, por amor y cercanía. En concreto, todo adolescente necesita: sentirse seguro, sentir que pertenece y ser reconocido primero en casa y luego, fuera.


La adolescencia es una etapa que a muchos “asusta”, y yo pregunto: ¿Sólo la adolescencia? Esta etapa como otras es, tan solo un escalón más.


La adolescencia es una etapa de decisiones e indecisiones, en la que padres/madres continúan enseñando, aunque los adolescentes quieran hacer cosas por ellos/as mismos/as y, si algo les sale mal tocará brindar apoyo, respetar y aceptar que hagan su camino. Padres y madres a menudo olvidan que, hace años hicieron y encontraron su camino probablemente, después de estar un poco perdidos.


En todo caos siempre hay un poco de orden, algunas veces hay que perderse para poder encontrarse, esto es parte de la vida. Y, en esos momentos, padres/madres decidirán si permanecerán ahí incondicionalmente para continuar guiando. Muchas veces se falla, pero muchas otras no. Se trata de que padres/madres estén presentes para mostrar que la autonomía y la libertad no están exentas de responsabilidad, las cosas funcionan mejor cuando hay reglas de por medio, el éxito se obtiene con esfuerzo.

El implemento y mantenimiento de responsabilidades en la infancia y durante la adolescencia como: colaborar de manera activa en las labores de casa, cuidar sus estudios y sus cosas, realizar algún deporte, cuidar de la mascota (si se tiene) son aspectos básicos y permanentes que no se deben perder, esto no sólo imprimirá hábitos benéficos de cara a su desarrollo, sino que también permitirá la gestión adecuada de tiempo, ayudará a que los adolescentes estipulen prioridades, cultiven aspectos como el autocuidado y solidaridad, entre otros.
Lo que aquí se expone, no es imposible de realizar. El ingenio de padres y madres tendrá que permanecer vivo para que, aunque “dejen” de hacer (por momentos o temporadas) ciertas cosas que hacían cuando eran niños/as, se pueda retomar, quizás de distinta manera.


Sí, los móviles son cada vez más necesarios, está bien hacer uso de la tecnología para investigar, crear, innovar, para utilizarla en los estudios. Pero, no se debe perder de vista el principal objetivo y es que: aunque los amigos/as formen parte crucial en el desarrollo, aquello imprescindible que no podrá sustituir lo verdaderamente importante es la constante comunicación, interés, convivencia e intercambio entre todos los miembros de la familia, que hará que lo que les pasa a los/as jóvenes sea que se sientan validados y escuchados en su casa.

 


Vanessa Maillefert Rovira


Psicoterapeuta


Fuentes:

Sullivan, Harry. (1953). The interpersonal Theory of Psychiatry. Estados Unidos. Norton.
Paoli, Gabriela. (2019). ¿A qué edad pueden los niños tener su primer teléfono móvil? España. https://www.abc.es/tecnologia/moviles/telefonia/abci-edad-pueden-ninos-tener-primer-telefono-movil-201912090150_noticia.html