Reír es parte fundamental en la vida. Existen diversos estudios que constatan los beneficios fisiológicos y psicológicos de la risa, de una buena carcajada.
La risa es un medio para descargar tensión emocional, libera del temor y la angustia, contribuye a aplacar la ira, incidiendo en un cambio de actitud mental que favorece la disminución de enfermedades. Facilita la digestión y la evacuación, ya que aumentan las contracciones de todos los músculos abdominales, generando masaje sobre las vísceras. De ahí la expresión: “me ca…. de risa”.

También, aumenta el ritmo cardiaco, el pulso y estimula la liberación de endorfinas, aumenta la memoria, el pensamiento creativo y la capacidad resolutiva de problemas, mejora las relaciones sociales, y claro, promueve el bienestar psicológico.

De modo que, buscar maneras en que puedas sacar unas buenas y sanas carcajadas, es muy sano. Pero, ¿qué nos puede hacer reír?

En ocasiones, aunque para algunas personas puede ser en la mayoría, se ríen de “desgracias ajenas” como por ejemplo caídas, golpes, accidentes de personas y/o de animales. El componente “sarcástico y cruel” hace reír a varios. En realidad no se trata de reírnos de desgracias ajenas, eso no es correcto. Contamos con un vasto repertorio de temas para chistes, desde los inocentes hasta los más maquiavélicos pero ¿sabes? En realidad no nos reímos del golpe o de la desgracia de la persona en cuestión, nos reímos porque el chiste es mucho más que una forma ingeniosa o simpática de pensar la realidad, según el gran Sigmund Freud.

Una de sus genialidades es la de haber reparado en fenómenos cotidianos que, para la mayoría de los estudios de la mente no tenía ninguna importancia. Uno de ellos son las bromas. Una de las grandes obras de Sigmund Freud es: “El chiste y su relación con el inconsciente”. En ella, Freud analiza las características, los elementos y las motivaciones que hay detrás de esos chistes cotidianos de los que la mayoría nos reímos, pensó que quizás revelaban más de lo que podíamos ver en superficie.

En el chiste para Freud hay dos tipos de motivaciones: el chiste inocente, que solo busca hacer gala del ingenio, en el que el placer y la risa aparecen exclusivamente por la gracia implícita en ellos, el otro es el chiste tendencioso, este está motivado por un impulso hostil u obsceno y donde el placer provendría de romper con una forma de represión.

Es muy habitual que los chistes tendenciosos se dirijan a una figura de poder, a una ideología, un credo, un pueblo, una raza. Muchas veces son una forma "políticamente correcta" de manifestar verdades que, de otro modo no se aceptarían.

 sobre la risa y el chiste

El chiste para Freud es uno de esos mecanismos que utilizamos para hacer frente a la represión social, cultural o individual que nos genera displacer o neurosis, es decir, las personas que hacen chistes de desgracias, a saber de asaltos, de catástrofes naturales, de enfermedades y de otras cosas similares se debe a que resultan indigestas para el aparato psíquico, ante la desgracia realizan elaboraciones digamos más amables, más graciosas para ayudar a enfrentar lo que está pasando. Así que la próxima vez que escuches a alguien diciendo un chiste que a ti te resulte muy cruel, tiene que ver con la elaboración que está haciendo esa persona para soportar mejor esa angustia.

 El chiste tendencioso y la risa juegan un papel civilizador. En lugar de agredir directamente al otro, se emplea un medio ingenioso de lenguaje para expresar hostilidad. En lugar de romper los tabúes del sexo a través de la perversión, se haría por medio del chiste obsceno. Por todo lo anterior, el chiste para Freud es un medio para conocer los deseos reprimidos de una persona y de una sociedad.

Entonces, considerando lo anterior, aquello inconsciente del chiste, un paso agigantado que podríamos dar es saber reírnos de nosotros mismos. Si, lo sé, hay momentos en los que lo pasamos verdaderamente mal, nos duelen cosas, reconocerlo y sentirlo está bien, pero con el tiempo, podremos poner en distinta perspectiva los acontecimientos que algún día nos aquejaron, podremos poco a poco aprender a reírnos de nosotros mismos. Sencillamente darnos la oportunidad de aceptar nuestros errores o dolores y reírnos de ellos. Si es demasiado el dolor psíquico que estas sintiendo una forma ingeniosa y distinta que te puede ayudar a soportar la angustia, es haciendo chistes, eso te ayudará a digerirlo mejor, solo recuerda que no todas las personas lo comprenderán como tú, cada quien tiene su proceso. Ante situaciones que te hagan sentir tenso/a el sentido de humor, es un buen aliado. El humor para Freud, es la manifestación más elevada de los mecanismos de adaptación del individuo.

 Se creativo/a y busca aquello que te saque una sonrisa o una buena carcajada.

Vanessa Maillefert Rovira
Psicoterapeuta

 

Fuente:
Freud, Sigmund. (2012). El chiste y su relación con lo inconsciente. España. Alianza Editorial.